La música para sobrevivir en Auschwitz.

Hace unos días, concretamente el 27 de enero se han cumplido 75 años de la liberación de los prisioneros del campo de exterminio de Auschwitz en Polonia por parte de las tropas del ejército Rojo. Sobra hablar de los horrores que allí se vivieron; hay mucho escrito acerca de la brutalidad nazi. Entre tanta atrocidad y deshumanización aparece la música como herramienta para no enloquecer.

Curiosamente los nazis, gente instruida por otro lado, utilizaron la música como instrumento para acelerar el ritmo de trabajo en el campo de concentración. Para esta tarea emplearon a los propios prisioneros músicos de Auschwitz, en muchos casos mujeres, ya que los hombres eran más necesarios para los trabajos que se realizaban en el campo de concentración.

Resulta difícil discernir entre la perversidad o la compasión. Los cuerpos de la SS llegaron a utilizar pequeñas orquestas integradas por prisioneros músicos, para acompañar los fusilamientos de sus propios compañeros o participar en pequeños conciertos dominicales para los altos mandos nazis en el campo de Auschswitz. Anita Lasker-Wallfisch (violonchelista), Olivier Messiaen (organista) o Alma Rosé (violinista) son algunos de los nombres rescatados de los muchos prisioneros y prisioneras músicos, que sufrieron el exterminio nazi en diferentes campos de concentración durante la II Guerra Mundial.

En las numerosas entrevistas que Anita Lasker-Wallfisch ha concedido, reconoce que tocar en la Orquesta de Mujeres de Auschwitz le salvó la vida, “ya que los violonchelos eran difíciles de reemplazar. La orquesta tocaba marchas mientras los trabajadores esclavos abandonaban el campamento para el trabajo de cada día y cuando regresaban.”  

El músico francés Olivier Messiaen fue capaz de componer entre tanta barbarie, la obra Cuarteto para el fin de los tiempos durante su reclusión en el campo de concentración de Görlitz en Alemania. Messiaen estrenó esta obra junto a otros compañeros, utilizando instrumentos decrépitos ante un público de 400 prisioneros y guardias. Tiempo más tarde recordaría; “nunca fui escuchado con tan profunda atención y comprensión.”

La violinista Alma Rosé dirigió una orquesta en el campo de Auschwitz, en la que era integrante también Anita Lasker-Wallfisch. Alma, llegó a tener una alta estima entre los altos mandos de la SS debido a su talento musical, detalle curioso ya que era judía.

Fania Fénelon, igualmente fue integrante de la orquesta dirigida por Alma Rosé. La vida en el campo de concentración de esta pianista y cantante de cabaret francesa, inspiró la película Playing for time, mostrando la vida de un grupo de instrumentistas clásicos que se salvaron a cambio de tocar música para los nazis. 

Hubo otros muchos músicos profesionales y amateurs que sucumbieron en otros tantos campos de concentración a la barbarie nazi. El recuerdo de Auschwitz y la celebración del 75 aniversario de la liberación del campo, sirva como homenaje. La aportación de estos músicos prisioneros, sirvió de bálsamo para sobrevivir ante tanta brutalidad y no enloquecer, la música fue también su herramienta de salvación.

Nuestras recomendaciones.

La película Playing for Time, narra la vida en el campo de concentración de Auschwitz de la  músico Fania Fénelon.

El libro El don de la fiebre de Mario Cuenca Sandoval, novela la vida del músico Olivier Messiaen. Su interés por la religión, los pájaros y la música o su experiencia durante la Segunda Guerra Mundial, que le lleva a componer y estrenar en un campo de prisioneros nazi su pieza más famosa, Cuarteto para el fin de los tiempos.